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Mostrando las entradas de octubre, 2025

¿Y cuando colapsa el cuerpo, qué hacemos?

No les hablo de fracturas ni de heridas que desbordan sangre, dolorosas y profundas como una grieta en las más firmes estructuras, sino de la desarticulación de cada espacio entre nuestros átomos, del desarme de cada neurona, de la división interminable del llanto que se produce cuando los más oscuros menesteres del hombre deshacen el más bello vivir del alma inocente y pura. Es despertar con cada sol. Sol que ya no intenta ser majestuoso, después de vigilar la luna hasta su último instante, cuando ya nunca es mágica como fue. Es llorar sin botar gota alguna, alguna gota que al cuerpo nunca vuelve, despedida por la infinidad de azul grisáceo, para renovar las tristezas que agrietan el alma. Es tambalearse entre el odio y la indignación cuando, al partir del sueño, la realidad es más turbulenta que las más endiabladas pesadillas; donde los hombres, si acaso aún fueran hombres. han deshecho hasta la más pequeña de nuestras esperanzas. Donde estos mismos demonios, con cuerpo de hombres pe...

El camino, no el destino.

Comencé a ver el mundo desde una perspectiva menos obsesiva, aprendí que la palabra resignación no siempre se inclina hacia lo negativo. Desde mi perspectiva más humilde aprendí a resignarme a muchas manifestaciones que parecen estar viajando a través del caos, por así llamarlo, que impera. Me dejó ver que la vida no tiene un sentido, y aunque antes lo escuché, es ahora que puedo decirlo. Cuando todo se mueve algo va a pasar, y el mundo se ha movido desde siempre, podemos decir que es movimiento, y no solo movimiento, también es ritmo y lógica, alguna que no somos capaces de procesar y tras autoproclamarnos los reyes de las especies, hemos querido dictar nuestro orden, contrario muchas veces a la lógica en que vivimos, y así el caos que produce el movimiento nos ha respondido. Es sensato pensar que llevarle la contraria al “caos” nos llevara al exterminio. Todos hemos perseguido autoridad, la que nos han publicitado por años, décadas, siglos, milenios y después de tanto tiempo seguimo...

René Pérez Joglar y el nacimiento de una nueva identidad latinoamericana

René Pérez Joglar -Residente, para casi todos, hizo mucho más que música. Sin proponérselo del todo, articuló un nuevo modo de reconocernos como latinoamericanos. Su voz y sus letras no necesitaban traducción: aunque usara jergas locales, lo que decía se entendía perfectamente en cualquier rincón del continente. Hablaba desde un lugar común, el del barrio, la desigualdad, la alegría compartida y la rabia que se cocina en silencio. En una época en la que la globalización cultural parecía aplastar las particularidades, René hizo lo contrario: tomó la identidad del barrio latino, esa que muchas veces se esconde o se niega, y la puso frente al mundo sin maquillarla . Lo que antes se veía como “lo marginal” se volvió el centro de la conversación. Sus canciones fueron un espejo colectivo: reflejaban el gozo, la injusticia, el sufrimiento y también la picardía y resistencia que caracterizan a la mayoría de los latinoamericanos, especialmente a esa gran masa que vive entre la clase media y...