El camino, no el destino.
Comencé a ver el mundo desde una perspectiva menos obsesiva, aprendí que la palabra resignación no siempre se inclina hacia lo negativo.
Desde mi perspectiva más humilde aprendí a resignarme a muchas manifestaciones que parecen estar viajando a través del caos, por así llamarlo, que impera. Me dejó ver que la vida no tiene un sentido, y aunque antes lo escuché, es ahora que puedo decirlo.
Cuando todo se mueve algo va a pasar, y el mundo se ha movido desde siempre, podemos decir que es movimiento, y no solo movimiento, también es ritmo y lógica, alguna que no somos capaces de procesar y tras autoproclamarnos los reyes de las especies, hemos querido dictar nuestro orden, contrario muchas veces a la lógica en que vivimos, y así el caos que produce el movimiento nos ha respondido. Es sensato pensar que llevarle la contraria al “caos” nos llevara al exterminio.
Todos hemos perseguido autoridad, la que nos han publicitado por años, décadas, siglos, milenios y después de tanto tiempo seguimos siento tan arrogantes que aún el día de hoy, después de todo lo que ha pasado, seguimos creyendo que tenemos razón. Pues yo ahora creo que hemos estado equivocados por mucho tiempo.
Somos una especie compleja, pasional, contradictoria, soberbia, violenta; somos una especie al final, eso lo hemos visto por años y hemos querido tratar esas “fugas de animal” con la “lógica” creada por nosotros mismos, sencillamente asumiendo que es lo correcto. ¿Qué pasaría si solo hemos hecho lo equivocado por todo este tiempo?
Alguna vez reconceptualicé la definición de “llanto”, que ha sido vinculada a la debilidad, obligándonos así a ocultarnos para poder manifestar una de las partes más naturales e intactas de nuestra especie, así como la sonrisa misma. Nosotros, aprendimos que el llanto es una forma de mostrarte débil, por tanto, llorar no está permitido, y muchas veces lo hacemos solos y en silencio y otras veces solo no lo hacemos. Reprimir nuestra naturaleza solo produce una reacción que de alguna manera canaliza y filtra nuestra tristeza para nunca volvernos “débiles”. Yo creo que hemos intentado reprimirnos tanto que hace mucho dejamos de ser naturales.
El ser humano ha sido fabricado, estudiado, utilizado para pruebas y finalmente amaestrado, es aquí donde hemos llegado, ha abandonar nuestra voluntad y sumergirnos en nuestra arrogancia e incomprensión.
Desde hace un tiempo intento percibir las situaciones como actos per se, sin inclinaciones hacia el mal o el bien. Es un asunto un tanto radical, pues hay que desconfigurar muchos conceptos que la sociedad ya ha dejado por sentado, claramente hablo del bien o el mal, de lo moral o lo inmoral, de lo legal o ilegal, de lo divino y lo pagano. Todos ellos, conceptos creados por la sociedad que repite los mismos errores tantas veces como puede por milenios.
Intentemos controlar menos y aceptemos lo que muchos llaman “destino” pero sin la fantasía, sin esperar recompensa, sin paraíso al final del camino, sencillamente como sucesos “aleatorios” que podrían o no afectarnos, y es que claro, somo susceptibles, aunque a veces se sufre, pues hay que sufrir y seguir, la vida no fue creada para complacernos, fue creada, simplemente, para vivir.
Deberíamos disfrutar más los aspectos que podemos controlar y resignarnos a que no todo puede estar bajo nuestro control así nos damos cuenta que no somos dueños de la vida, si no parte de...
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